martes, 3 de diciembre de 2013

Mírala...

Mírala…
Inmensa, eterna, entera, etérea…
mírala girando a oscuras con su rayo de luz.

Mira como se retuerce, a veces crece,
y otras veces sale tan fuerte que me quema la voz.
Mírame meciéndome a su ritmo, en su cara oculta,
meciéndome en sus cráteres y sus lagunas.

La miro y no entiendo, que puede tener,
la miro y comprendo que marca mis horas.
Pasó al otro lado del sol y me dijo,
“Si corres aún puedes seguir mis estelas”,
soñé con plantar en su tierra una rosa,
soñé con dormirme si mengua esta noche.

Palabras y frases que nunca me dijo,
cuelgan del misterioso rayo de luna,
y cae fulminante, atraviesa mi cuerpo,

y deja en mi boca su amargo reproche. 

Estaré simplemente esperando en silencio, 
creyéndome viento que atraviesa las dunas,
soñando con ser ese oscuro reverso,
soy novia del sol y amante de la Luna. 

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