lunes, 30 de mayo de 2011

Éxta-sis

Cansada, agotada y agobiada,


por culpa de tanto reproche absurdo,

tanta burla y bordería,

que huyo del discurso sin honor.

Hoy creemos y creamos algo nuevo,

hoy alzamos en un grito nuestras voces.

Esta vez será tu mano la que tiemble,

bajo el súbito aullido del silencio.

Grita unánime el pueblo embravecido,

grita el ánima de cuantos sometisteis,

a tanta penas y pesares por malicia,

a tanta ausencia de derechos y de paz.

No es mi deber, ni así lo quiero, ajusticiarte,

no es una lucha, es una resurrección.

No son pistolas ni puñales lo que traigo,

es mi palabra, tu derecho y su perdón.

Es la promesa de un mañana con futuro,

es el derecho a decidir sin objeción,

Es un "tal vez" que hoy se ve más que posible,

es un intento de que se oiga nuestra VOZ.

viernes, 15 de abril de 2011

Recuerdos:

No sabría decirte porqué, ni por qué no, pero hoy has venido a mi mente, y tu recuerdo me ha golpeado en la frente con la misma intensidad con la que tus palabras antaño me hacían feliz. Esta mañana la he agotado leyendo y releyendo tus mensajes, tus frases típicas y tópicas de "por esto no quiero perderte.Por el simple hecho de que formas parte de mi vida." Tantas promesas vanas, tantos delirios de eternidad compartidos en los que jugábamos a ser compañeros de aventuras, ¿o esque a caso no recuerdas nuestras aventuras, mi querido Sancho? He estado releyendo todos aquellos intercambios de versos, he vuelto a reexperimentar en cierta manera la simbiosis que sentía hace un año por estas fechas, y me he entristecido de sobremanera al comparar aquella relación con esta. No sé por qué te escribo esto, ni sé si llegarás a leerlo. Tampoco alcanzo a adivinar tu respuesta ante estas líneas. Podría ser que tú también recordases aquellos moments, aquellos privados confesores, aquellas miradas atrevidas...y sientas que algo te falta, que tal y como me dijiste hace mucho tiempo, soy indispensable en tu vida. O puede que ya nada te llame de mis palabras, que las sientas vacías, que no provoquen en ti el menor atisbo de remordimiento o añoranza. O quizás, y no sé si éste es el mayor de mis miedos, puede que al leerlo (si es que lo lees) ese sentimiento de odio, de resentimiento ante algo que tú y yo sabemos que no es para tanto, se haga tangible, real, puede que sientas más rencor si cabe que lo que me confesaste hace no mucho... Pero al igual que hace un año hicimos un pacto de sinceridad, aunque duela, hoy sentía la necesidad de contarte exactamente lo que pasa por mi mente. Disculpe las molestias que haya podido ocasionarle a vuestra merced y admita mis más sinceras condolencias, porque sé que hace mucho tiempo soltamos nuestras manos, y hoy su camino se ha vuelto más oscuro y lóbrego. Amigo mio, cada uno tiene la ínsula que se procura. Pero ha de saber que la desdicha no es definitiva, y siempre se puede intentar mejorar. Un cordial saludo.