lunes, 16 de diciembre de 2013

Marchitando


Son lánguidos los ojos con que miras,
y trémulos los labios con que , triste,
susurras entre gritos inaudibles
quejidos lastimeros de tu gloria.
Está hueco el baúl de tu memoria,
donde guardas los tiempos más felices,
y en tu alma solo albergas cicatrices
de las guerras, olvidadas en el tiempo.
Ya tu gesto no es el mismo que recuerdo,
que en momentos, imborrables de mi mente,
congregaba todo el mundo en un suspiro,
y fueron mágicos el aire y el ambiente.
Ya en mi cuerpo solo queda tu ausencia,
ya mis manos no recuerdan tu textura,
no recuerdo el perfume de tu esencia,
ni adivino a lo lejos tu figura.
El temblor que sentía en tu presencia
se marchó para no volver más nunca.
La sonrisa perenne de mis labios
marchitó sin que me diera cuenta alguna.
Porque el amor, que sentía sin medida
falleció por sobredosis de mentiras.

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